viernes, 16 de agosto de 2013

ELIMINANDO A DIOS DE UN HIMNO NACIONAL


 
Recientemente, los suizos han anunciado una competencia para redactar un nuevo himno nacional.  La competencia abre el 1 de enero del 2014, y durará seis meses.  El ganador recibirá un premio de unos $10,000.  Una de las reglas principales de la competencia es que el nuevo himno no debe mencionar a Dios.  Los organizadores de la competencia quieren eliminar a Dios de la vida pública en Suiza.  Luego de la competencia, la letra del canto ganador será sometida al parlamento para su aprobación, como el nuevo himno nacional del país.

En la actualidad, el himno nacional de Suiza se llama,"El Salmo Suizo".  Fue compuesto en 1841, por un líder cristiano; sin embargo, no fue reconocido oficialmente como el himno nacional hasta 1981. 

Aquí están las letras del himno (traducidas de la versión inglesa):

"Cuando el cielo matutino se vuelve rojo
Y esparce sobre nosotros su fulgor,
Tú, Señor, te manifiestas en la luz.
Cuando los Alpes brillan con esplendor
Ora al Señor, y entrégate a Él,
Porque sientes y entiendes
Que Él mora en la nación.

Al atardecer Tú eres la noche
Y más allá de las estrellas celestes
Tú, O Padre amoroso, siempre cercano estás.
Cuando al cielo volaremos
Gozo y paz impartirás
Porque sentimos y entendemos
Que Tú moras en la nación.

Cuando las nubes oscuras envuelven los montes
Y la neblina gris llena los valles
Tú no estás escondido de Tus hijos.
Irrumpe en las tinieblas en que temblamos
Con el poder limpiador de Tú sol.
Entonces sentiremos y entenderemos
       Que Tú moras en la nación".
 
Como vemos, las palabras del himno son impresionantes.  ¿Por qué, entonces, quieren cambiarlas? Lukas Niederberger, el que está
promoviendo la redacción del nuevo himno nacional, dijo lo siguiente: "El problema con el himno actual son las letras.  Oficialmente, el himno es un salmo, una oración; pero [en Suiza] tenemos una sociedad abierta, religiosamente neutral.  Tenemos ateos, y ningún dios en particular; así que este himno es un problema".   

Lo que los organizadores de esta competencia alegan es que quieren tener un himno que refleje los valores y la cultura de la sociedad suiza.  Sin embargo, hay dos grandes verdades que se deben tener en cuenta:

i.   Oficialmente, más de 80% de la población suiza dice ser cristiana (Católica o Protestante).  Esas Iglesias son sostenidas, en parte, por los impuestos que toda la población paga.  Así que no es cierto que Suiza es un país "religiosamente neutral".

ii.   En la historia de Suiza, el cristianismo ha sido importante por siglos.  Por lo tanto, la Iglesia cristiana figura como una parte esencial de la cultura de Suiza.

Lo que está pasando es que un grupo de suizos está queriendo negar la tradición cristiana de ese país, y está queriendo imponer el secularismo sobre la sociedad.  Lamentablemente, eso es algo que está pasando en todo el continente europeo.

¿Cuál será la consecuencia de este secularismo radical?  El apóstol Pablo, es bastante claro al respecto.  

          "Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad...Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido...Por lo cual Dios también los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos..." (Rom 1:18, 21, 24).

Dios ha sido muy bueno con el país de Suiza.  Les ha dado un hermoso paisaje, que es la envida de todo el mundo, atrayendo a miles de turistas cada año - algo que contribuye considerablemente a su buen estado económico.  Gracias a Dios han disfrutado años de paz y tranquilidad; y una sociedad ordenada, basada en los valores cristianos.  

Si los suizos ahora rechazan a Dios, y a propósito tratan de eliminarlo de sus vidas, las consecuencias podrían ser terribles.  Dios es paciente y lento para la ira; pero cuando los seres humanos se atreven a negar la verdad de la existencia de Dios, Él tiene Su manera de expresar Su juicio contra dicha nación.   

Lamentablemente, lo que está pasando en Suiza es un fiel reflejo de casi toda la sociedad europea.  Ya vemos la sombra del juicio de Dios acercándose a dicho continente, en la forma de un crisis económica, y una tremenda crisis moral.  Este intento de cambiar el himno nacional, y eliminar a Dios de la conciencia colectiva, es parte de las señales de los últimos tiempos.  Nos advierte de lo que nos espera, al acercarnos al fin. 

Los que vivimos en países latinoamericanos, debemos dar gracias a Dios por el avance del evangelio en este continente.  Los peruanos, en particular, deben alegrarse que la estrofa del himno nacional que se canta en su país concluye con las palabras, "Renovemos el gran juramento, que rendimos al Dios de Jacob".  

miércoles, 14 de agosto de 2013

El Retorno de los Judíos a Israel




Hace dos semanas, 375 judíos franceses viajaron a Israel.  No eran turistas.  Cansados del creciente antisemitismo en Francia, y buscando una mejor situación económica, dejaron sus hogares, y viajaron a Israel.  Estaban haciendo ‘aliyá’.   


'Aliyá' es la palabra que describe el retorno de judíos a Israel, con el fin de establecerse en ese país.  “El retorno a Israel se ha incorporado a la ley judía como una obligación religiosa de cada judío” (Wikipedia).  La palabra ‘aliyá’ viene de un término hebreo que significa ‘peregrinación’.  Hacer ‘aliyá’, no es nada nuevo.  Comenzó en el período 1840-1881, cuando unos 25,000 judíos volvieron a Palestina.   Luego del establecimiento de la nación de Israel, en 1948, el número de judíos haciendo ‘aliyá’ incrementó notablemente.

  
1948 - 1951
667,613
1952 - 1967
582,653
1968 - 1988
532,744
1989 - 2000
1,039,821







En los últimos años, a pesar de la amenaza de los países árabes que rodean a Israel, miles de judíos siguen viajando a lo que ellos consideran la tierra que Dios prometió a sus padres.  Los 375 judíos franceses que viajaron a Israel a fines de julio son parte de un movimiento que se espera llegará a 2,500 judíos para fines de 2013, sólo de Francia.

Otros países contribuyen a este movimiento de judíos haciendo ‘aliyá’.  Uno de ellos es la India.  Hace unos años, un grupo étnico de la India, conocido como ‘Bnei Menashe’, fue oficialmente reconocido como judío.  El nombre significa, ‘Hijos de Manasés’.  Desde el año 2005, casi 3,000 personas de ese grupo étnico han viajado a Jerusalén.  ¡Han vuelto a su tierra luego de 2,700 años de exilio!  7,000 más están esperando volver del noreste de la India.
 
Durante los últimos años, judíos han viajado a Israel de lugares tan diversos como Uzbekistán, Etiopía, Estados Unidos, España, Portugal, América Central y Sud América.  
Grupos como “Ezra International”, "Cyrus Foundation" y la “ICEJ” (“International Christian Embassy Jerusalem”), están facilitando este proceso, proveyendo apoyo económico para hacer ‘aliyá’.   Según sus propias estadísticas, “Ezra International” ha ayudado a casi 38,000 judíos volver a su tierra.


Aunque no todos están de acuerdo con esta interpretación, es muy probable que lo que estamos viendo en estos tiempos es el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, donde Dios promete hacer volver a la Tierra Prometida a los hijos de Israel. 

         Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, Yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra; y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel…” (Ezeq 37:21-22).

         Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez Su mano para recobrar al remanente de Su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y las costas del mar.  Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra” (Is 11:11-12).

         …Te daré por pacto al pueblo…para que digas a los presos: Salid; y a los que están en 
         tinieblas: Mostraos.  En los caminos serán apacentados, y en todas las alturas tendrán 
         sus pastos.  No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligirá; porque el que tiene 
         de ellos misericordia los guiará, y los conducirá a manantiales de aguas.  Y convertiré en 
         camino todos mis montes, y mis calzadas serán levantadas.  He aquí estos vendrán de 
         lejos; y he aquí éstos del norte y del occidente, y éstos de la tierra de Sinim” (Is 
         49:8-12).

martes, 13 de agosto de 2013

¿Debemos Llamar a Dios 'Padre'?




Desde hace unos 40 años, ha surgido una fuerte presión por cambiar nuestra manera de llamar a Dios.  Se argumenta que llamar a Dios, “Padre” (o por alguna designación masculina), es excluyente a las mujeres.  Los proponentes de estas ideas afirman que se le debe llamar por un nombre neutral, evitando así asignar a Dios el género masculino.

Las ideas que subyacen estos argumentos son humanistas.  Los promotores dan a entender que la terminología bíblica (que es indudablemente masculina) refleja
la cultura paternalista y machista en la cual fue escrita la Biblia.  Según ellos, es tiempo que la teología se actualice, y deje de presentar a Dios en términos masculinos.  En su lugar, se debe hablar de Dios en términos inclusivos, que reflejen ambos géneros, y no sólo el masculino.

Ante esta situación, varias iglesias Protestantes (al igual que algunos sectores de la Iglesia Católica) han buscado nuevas formas de hablar de Dios.  Esto ha influenciado hasta las Sociedades Bíblicas, que han impreso Biblias ‘inclusivas’, en las que se evita usar terminología masculina de Dios.

¿Qué podemos decir frente a esta tendencia en el mundo actual?


1.  Nomenclatura Masculina no es una Invención Humana

Decir que la designación masculina de Dios refleja la cultura de los autores bíblicos pasa por alto totalmente el concepto de la revelación divina.  La forma de hablar de Dios en la Biblia, no viene de los autores humanos, sino del Espíritu Santo quien reveló las Escrituras.  Llamamos a Dios, “Padre”, no porque deseamos promover ideas patriarcales o machistas, sino porque queremos respetar la manera en que Dios mismo se ha revelado.

La Biblia a veces habla de Dios en términos femeninos (Is 66:12-13; Oseas11:1-4).  Sin embargo, es interesante notar que la Biblia nunca describe a Dios con el término, “Madre”.  En esto el judaísmo y el cristianismo se distinguen de casi todas las religiones antiguas, que tenían figuras femeninas entre sus deidades. Por ejemplo, Astoret (en Canaan, 1 Rey 11:33), Isis (en Egipto), y Tiamat (en Babilonia).


2.  El Uso de Adjetivos Femeninos no Garantiza un Buen Trato a las Mujeres

Hoy en día hay varias culturas y religiones que veneran formas femeninas de la deidad.  Por ejemplo, en el hinduismo, existe un culto importante a la diosa Kali.  Sin embargo, ese culto a una forma femenina de la deidad no garantiza a las mujeres de la India un buen trato por parte de los varones.   En realidad, frecuentemente, los devotos de esa deidad son culpables de maltratar a sus mujeres.  Por consiguiente, es ilusorio pensar que simplemente cambiando la forma de hablar de Dios va a mejorar la condición de las mujeres en nuestra sociedad.  ¡Se requiere un cambio mucho más radical para lograr eso!



3.  Cristo nos Enseñó a Llamar a Dios “Padre”

Los evangelios indican que el Señor Jesús llamó a Dios, “Padre”.  Eso se debe a la relación interna entre las primeras dos personas de la Trinidad.  El Señor también enseñó a los discípulos a llamar a Dios, “Padre”, porque la relación de Padre-Hijo es una de las relaciones más íntimas e importantes que el ser humano puede experimentar.  Las mujeres en la iglesia no deben sentirse excluidas, por el uso de este término; más bien, pueden disfrutar la misma relación con Dios que los varones tienen.  Dios es Padre de ambos géneros, no sólo del varón.


4.  Dios el Padre es Creador 

En las religiones del Medio Oriente, algunas deidades son femeninas.  Los seguidores de esos cultos frecuentemente dan a entender que el mundo provino de la diosa madre.  Pero al hablar en esos términos, logran presentar al mundo como una extensión del cuerpo de la diosa, y no como algo separado de ella.  Llamar a Dios, “Padre”, evita tales malos entendidos, en cuanto a la doctrina de la creación.


Conclusión

Es tiempo de reflexionar seriamente, y defender la nomenclatura bíblica de Dios.  No lo hacemos por defender una postura machista, sino simplemente por respeto a la manera en que Dios se ha dignado revelarse a nosotros.